Alexis Ortiz / Crónicas desde Miami / Especial para “elNuevo Herald” de Miami…
En el 2003, año desgraciado por Hugo Chávez, me publicó la editorial Panapo de Caracas el libro, “El falso retrato de Simón Bolívar”. Mi intención era demostrar que entre el libertador del mediodía de América y la impostura chavista, era enojosa cualquier comparación.
Pero ahora en Venezuela, sobre todo entre intelectuales de prosapia, se ha puesto de moda, en nombre de un fatuo vanguardismo, disminuir la figura del libertador.
Por eso agradezco a mí querido amigo el editor Manolo Salvat, el envío del libro de Marino Pérez Durán: “Ocho estrellas y dos héroes. Bolívar y Martí”, una obra que respira el ignoto aliento de Plutarco de Queronea y sus “Vidas Paralelas”.
Y es que, al contrario de los actuales desactualizados críticos de Bolívar, el Apóstol José Martí tenía tal devoción por el gran caraqueño, que afirmó que “lo que Bolívar no ha hecho, todavía está por hacer en América”.
En el prólogo del libro de Pérez Durán, historiador y docente universitario en Cuba y Venezuela, su sobrino, el cubano-venezolano Joaquín Pérez Rodríguez, nos destaca las virtudes pedagógicas y rigurosidad investigadora de su “Tío Marino”.
Las vidas de Bolívar y Martí no fueron paralelas en el tiempo sino en la gloria. A diferencia de sus distintos orígenes clasistas, Bolívar aristócrata, Martí plebeyo, ambos tuvieron un recio e irrenunciable compromiso con la libertad de sus naciones.
Bolívar, guerrero afortunado, político decente con reflejos de estadista, dispuesto a sacrificar vida y fortuna por la causa de la patria.
Martí, poeta y político apasionado, más organizador e inspirador que ejecutor del proceso emancipador, también se jugó entero por ese impulso.
Bolívar y Martí, oradores de tronío, persistentes en la lucha, pedagogos con el ejemplo, adictos al amor de las mujeres, cultos, estrategas visionarios, al final vivieron el martirio.
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