Para “elNuevo Herald” de Miami
Al principio a Hugo Chávez le parecía que Diosdado Cabello sólo podía ser bueno para chofer y guardaespaldas. Cuando el teniente coronel golpista llegó al gobierno no contó con el teniente Cabello.
Pero la insistencia de Arias Cardenas y Gustavo Cisneros, logró que Chávez nombrara al teniente como presidente de CONATEL, un organismo para controlar a las televisoras.
Después Chávez se percató que le podía sacar provecho a la obsecuencia, docilidad y, sobre todo, la fibra canalla de Diosdado. Lo usó para tareas represivas y para la vigilancia de otros militares potencialmente peligrosos.
Así el nativo de El Furrial, estado Monagas, fue escalando hasta convertirse en il capo di tutti i capi de la represión chavista. El máximo represor y mafioso.
Cuando Chávez murió, Fidel Castro impuso como sucesor del comediante eterno a Nicolás Maduro. Diosdado se la caló porque los cubanos lo chantajearon, le conocían todas sus fechorías y lo obligaron a obedecerle a su agente Maduro.
En lo sucesivo los Castro y Maduro manejaron a Diosdado Capone “como juega el gato maula con el mísero ratón”. Hoy es el muchacho de mandados de la narcodictadura para perseguir y maltratar a los activistas de lo que, antes fue la oposición democrática pero ahora es, con el liderazgo de María Corina Machado y la elección de Edmunfo González Urrutia, el gobierno legítimo de Venezuela.
Cuentan que en una conversación entre el flatulento Maduro, el Criminal en Jefe Padrino, el caparatones Jorge Rodríguez y el gendarme innecesario Bernal, se jactaban de tener al bocón Diosdado para los trabajos sucios.
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