Para “elNuevo Herald” de Miami
La Inteligencia Artificial se metió en Whatsapp sin mi permiso. Así operan los insufribles algoritmos en estos tiempos de vértigo y hastío.
Mi trabajo consiste en leer, escribir y hablar por medios de comunicación y redes. No se me dan bien otras cosas. Creo que puedo sobrevivir sin esas artes, artificios, artilugios y atrevidas artimañas de la IA.
No se discute que la IA está produciendo avances en la medicina, educación, ciencia, ingenierías, academia, publicidad, entretenimientos, instrumentos para la guerra, represión y la dominación ciudadana…
Mas esos avances son tan inevitables, descontrolados y veloces que parecen conducir inexorablemente a la deshumanización, la robotización total, la desaparición del ser humano tal como se le ha conocido durante su leve o aleve (depende como se vea) presencia planetaria.
Por eso, si no no fuera tan patética, encontraríamos divertida, la pasión desbordada de los postmodernos con la IA. No se percatan que trabajan con entusiasmo para la cancelación de su protagonismo vital.
Veamos: Primero serán desplazados los que laboran en los territorios de la “inteligencia” tradicional: pedagogos desde el preescolar hasta los complejos doctorados; ingenieros, expertos en sistemas, humanistas, abogados, sicólogos, publicistas, gerentes de espectáculos, físicos, químicos, biólogos, ecólogos, nanólogos, cuánticos, economistas, vendedores de autos, seguros y lavadoras, secretarias…
Después los operarios manuales: electricistas, plomeros, mecánicos de automóviles, aviones y tanques de guerra, armadores de piezas para drones y misiles, personal de limpieza y mantenimiento, cobradores de peajes, recepcionistas, mensajeros, repartidores, oficinistas subalternos…
Y así ad nauseam llegaremos al Paraíso Terrenal. Una sociedad bajo el dominio de un Gran Hermano digital. Y terminará en la perfección robotizada. Donde los robots para recordar el pasado dejarán, como en el Planeta de los Simios, la existencia residual y salvaje de gente humana como la de antes.
Con estas reflexiones no faltará quien me señale como cavernícola, obsoleto, periclitado y enemigo del progreso. Quizás tengan razón. Pero yo seguiré escribiendo mis artículos y libros con mi propio esfuerzo de lecturas, investigación y consultas a los que saben más que yo. Sin complacer a mi cerebrito haragán entregándome al facilismo de la Inteligencia Artificial.
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