Alexis Ortiz / Crónicas desde Miami / Especial para “elNuevo Herald” de Miami…
Se encienden protestas por la contundente respuesta de Israel al salvaje ataque criminal de Hamas a sus ciudadanos pacíficos, en octubre pasado.
Entonces convienen algunas precisiones:
Hamás es un grupo terrorista cuyo propósito manifiesto, al igual que el Hezbollah libanés, es el exterminio de los judíos y destrucción del estado de Israel.
Con Hamas no hay posibilidad de entendimiento. Niegan viciosamente todo acuerdo. Armados y entrenados por Irán, actúan como peón de guerra de esa belicosa teocracia persa.
Israel es la única Democracia del medio oriente. Donde los árabes con ciudadanía israelí, viven en paz y progresan; sus mujeres tienen los derechos que les niegan en las naciones musulmanas y todos disfrutan de la libertad de culto, que tampoco aceptan los países islámicos.
Después del ataque sangriento y sádico de los agentes de Hamas, a familias que dormían en sus Kibutzs y jóvenes pacifistas que celebraban un Festival y, no olvidemos, el envío de miles de cohetes contra las ciudades de Israel, lo mínimo a reconocer es el derecho de la judíos a defenderse.
Y la defensa consiste en extirpar para siempre la infección purulenta que es Hamas. Es algo terrible y complicado. Porque los caudillos de ese grupo terrorista de manera aviesa, cobarde y traidora contra los palestinos, usan a su propio pueblo como escudo humano para poder acusar a Israel de excesivo en su respuesta a la agresión.
Con Hamas, financiado por Irán, Qatar y otros gobiernos musulmanes, no puede haber paz. No la quieren. Piensan querenunciar a arrasar a judios y cristianos es un sacrilegio, una afrenta a Alá. Borrarlos es inevitable.
La desaparición de su opresiva tiranía también traerá liberación a los palestinos. Se abrirá un nuevo tiempo de convivencia y progreso junto con los judíos, sus hermanos semíticos.
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