Para “elNuevo Herald” de Miami
En los días malditos de la disolución de la Gran Colombia, el libertador del mediodía de América, Simón Bolívar, lanzó este desgarrado reclamo: “Uníos, uníos, o la anarquía os devorará”.
Hoy este recuerdo viene a cuento porque la narcodictadura castrochavista, en su patética búsqueda de una imposible salvación, apela entre otras a dos tácticas principales: La represión más histérica, desenfrenada, criminal e inútil que ha conocido la historia americana; y el empeño en dividir al pueblo democrático.
Para tal efecto usan no sólo a los traidores, esos alacranes codiciosos convertidos en incondicionales sino también y deplorable, a gente de los nuestros sofocados por tres males: Lo que llaman los guerreros fatiga de combate, el cansancio de luchar y la resignación.
La ambición y el conformismo con algún menudo logro burocrático que le permita la narcodictadura.
Y lo más incomprensible, la negativa a aceptar que los venezolanos cambiaron las cosas: ahora la líder legítima es María Corina Machado y el Presidente Electo es Edmundo González Urrutia.
Todos sabemos quiénes son los cansados, ávidos burócratas y resentidos contra el nuevo liderazgo que se impuso el pueblo. No los vamos mencionar porque nuestro objetivo es promover la unidad y no caer en la trampa que nos propone el castrochavismo de pelear entre nosotros.
Pero si esos compañeros persisten en la contumacia, es posible que un agente libre como yo, que por su edad ya no debe aspirar a posiciones dirigentes, se atreva a nombrarlos con su identificación completa.
Por ahora aspiramos a que sean sensatos y acepten con realismo el liderazgo de María Corina y la titularidad de Edmundo. Es lo justo.
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