Opinión

Desmanteló a su Consejo Nacional Electoral para complicar las elecciones Primarias (lo que facilitó la unidad de la oposición democrática); puso al frente de la “reconstrucción” del CNE a su esposa nepotista, Cilia Flores (lo que evidenció su desconfianza en sus otros pajes); y lo más estólido, ordenó la inhabilitación de María Corina Machado (y así le fortaleció el favor popular  y la convirtió en una figura democrática mundial).

No nos podemos rendir pasivamente ni desmoralizar al pueblo que está saliendo a la calle a fortalecer el proceso de Primarias. Con la movilización popular interna y el respaldo internacional que ya estamos logrando, hay que obligar a la narcodictadura a aceptar el triunfo del candidato (a) de la gente.

          Y luce hasta ahora que tal candidato (a) es María Corina Machado.

¡México y Venezuela merecen una mujer presidente!

Desmanteló a su Consejo Nacional Electoral para complicar las elecciones Primarias (lo que facilitó la unidad de la oposición democrática); puso al frente de la “reconstrucción” del CNE a su esposa nepotista, Cilia Flores (lo que evidenció su desconfianza en sus otros pajes); y lo más estólido, ordenó la inhabilitación de María Corina Machado (y así le fortaleció el favor popular  y la convirtió en una figura democrática mundial).

        Bolívar y Martí, oradores de tronío, persistentes en la lucha, pedagogos con el ejemplo, adictos al amor de las mujeres, cultos, estrategas visionarios, al final vivieron el martirio.

          La de los adversarios de María Corina en su propio campo, que la consideran indispuesta para acuerdos necesarios y/o, non sanctos, que aseguren la presidencia.

        Bajo su liderazgo México resistió y venció la torpe invasión de las tropas del emperador de los franceses, Napoleón III, que subestimó el compromiso de los mexicanos con su patria y su libertad y, también, trató de aprovechar la guerra de secesión norteamericana para la tentativa de imponer en el Nuevo Mundo, un gobierno fantoche.